domingo, 8 de diciembre de 2013

Caminito a Cesky Krumlov

Después de un tiempo sin escribir nada y recién llegada de mi escapada de Berlín, me propongo a contaros nuestro segundo día en la Rep. Checa.
Hoy tocaba visita a un pueblo encantador, Cesky Krumlov. Nuestro autobús salía de la estación Na Knízecí, así que nos tocaba ir andando de nuestro hotel unos 15 minutos hasta la estación de Florenc y de ahí ya coger metro hasta esa estación. Una vez llegas a la estación, subes hacía la calle y ahí enseguida ves las paradas de los buses. No tiene pérdida. Nuestro autobús era de los amarillos de Student Agency y todos los desplazamientos desde Praga que hicimos en este viaje, los hicimos con esta compañía y tengo que decir que son muy amables y puntuales, que es lo más importante.


El autobús hasta Cesky salía del andén número 1 a las 9:00 y está todo muy señalizado. Tarda en llegar sobre unas 3 horas pero como este bus tenía wifi, nos entretuvimos con el whatsapp, Facebook y entre eso y que te dan algo para beber, se te pasa rápido. A partir de ese momento, Jose (mi chico) en cada viaje se iba a beber dos chocolates. El mío y el de él, jajajajaja.


Nada más llegar a cesky y abandonar el bus nos dimos cuenta del calor que íbamos a pasar de nuevo, era agosto y en centroeuropa o europa del este, según se mire,  hace siempre un calor de mil demonios.






Empezamos la visita en la calle Široká donde está en Museo de figuras de cera y pasando por una pasarela que cruza el rio Moldava en la que casi nos quedamos pegados a ella porque le daba todo el sol y la barandilla era de hierro. Estuvimos un rato haciendo fotos porque las vistas desde ahí son impresionantes, así que no nos queríamos imaginar como serían desde lo alto del castillo. Estuvimos un buen rato callejeando y para poder soportar el calor nos compramos dos smothies de fresa que estaban buenísimos.





Era muy gracioso llegar a la plaza y ver como la parte de la sombra estaba abarrotada de gente y la del sol, estaba vacía. Seguimos callejeando por la calle Horní hasta llegar a la plaza Svornosti donde está el ayuntamiento renacentista y una columna mariana de la peste y de ahí ya nos enfilamos por la calle Radniční hasta el puente Lazebnický y la calle Latrán con sus pintorescas casas medievales. Cuando cruzamos el río nos dimos cuenta que había mucha gente haciendo rafting y gente en la ribera del rio sentada, así que decidimos luego hacer un kit kat en ese sitio para aprovechar el fresquito del agua.






Subimos hasta el castillo, parando a hacer fotos en todos los miradores que tiene. La entrada es gratuita y desde ahí arriba se tienen las mejores vistas de todos Cesky.







Después de estar un buen rato haciendo fotos y viendo el castillo nos bajamos hacia abajo por la parte trasera y en unos banquitos que estaban a la sombra y donde hacía aire, nos sentamos a comernos unos sándwiches que llevábamos y que habíamos comprado en un supermercado de Praga y yo me quedé frita unos minutitos en el banco.


Después como empezó a darnos en sol, decidimos ir al rio y ahí estuvimos un buen rato, mojándonos los pies. Qué pena no haber llevado bikini porque os aseguro que me hubiera metido de cabeza.





De ahí como ya era casi la hora decidimos ir andando hacía la parada del bús y volver de regreso a Praga.
A pesar del calor, habíamos pasado un día fantástico y habíamos alucinado con lo bonito que era el pueblo.

3 horas más tarde llegamos a Praga y nos fuimos directos a dormir sin cenar porque al día siguiente nos íbamos a Bratislava y tocaba madrugón.

lunes, 19 de agosto de 2013

Welcome Praga!!!

Antes de que se me vayan olvidando los detalles, me decido a ir escribiendo el diario de este viaje.

Antes de nada, he de decir que de normal llevo los viajes planificados al detalle y de forma milimétrica pero este ultimo al haber sido después de un mes de julio frenético de trabajo, no pude hacerlo así, aunque no por ello ha sido un desastre. Nos ha salido todo a la perfección!!

Nuestro vuelo salía desde Barcelona, así que como nosotros somos de Valencia nada más comprar los vuelos me puse a mirar trenes y demás por internet. El problema venía porque nuestro vuelo salía de Barcelona a las 7 de la mañana y llegaba a Barcelona a las 11 de la noche, entonces los trenes de Renfe no nos acoplaban en los horarios y decidí que teníamos que ir en coche hasta El Prat.

Gracias a los “amables” peajes que se pagan en el trayecto de Valencia-Barcelona, me metí en una web para compartir coche, dispuesta a ahorrar lo máximo posible y encontré una pareja dispuesta a compartir este trayecto con nosotros. Daba la causalidad que uno de ellos era checo, así que nos estuvo recomendando sitios para disfrutar en Praga. Llegamos a El Prat de Llobregat y dejamos el coche aparcado en la calle. Cogimos el Nitbus o N17 que es un autobús que por 2 euros te deja en la terminal 1 del aeropuerto del Prat y nos llevo directamente en pocos minutos.  Ahí estábamos nosotros (aclaración!! Mi pareja y yo) esperando a que nuestro vuelo saliera con destino a Praga. El vuelo salío puntual y a las 10:30 estábamos ya en el aeropuerto   de Václav Havel de Praga.  Una vez en el aeropuerto de Praga, cambiamos unas pocas monedas para poder coger los billetes, y aquí llego nuestra odisea con la máquina de billetes y cuando empecé a comprender que los checos no son muy prácticos y hay cosas que en otros países son entendibles y en Chequia no son lógicas. Después de comprar nuestros billetes, cogimos el bus número 100 con destino a Zlicín y desde ahí enlazamos la línea B del metro hasta Florenc, que era nuestra parada.

Nuestro hotel estaba en el distrito 3 de Praga, pero para llegar al hotel desde la estación nos costó la vida. El GPS no funcionaba y el mapa que compramos ni ellos lo entendían. Cada uno nos mandaba hacia una dirección que siempre era incorrecta y claro, hasta que nosotros nos situamos gracias a un chico que amablemente nos informó de la dirección correcta, no veas el tiempo que perdimos. Total, viendo que no habíamos desayunado y que era ya casi la 1 del mediodía, decidimos comer de McDonals para atajar y para aprovechar el wifi y avisar a la familia de que estábamos bien.

Después de comer, pusimos rumbo al hotel a dejar las maletas y ya desde ahí, nos fuimos a visitar la ciudad.
Nuestra primera parada en la ciudad era la plaza Wenceslao que era lo que más cerca teníamos, así que hacía allí nos fuimos.





La Plaza de Wenceslao ha presenciado muchos de los acontecimientos de la historia reciente de Praga y de la República Checa en general. Antiguamente el mercado de caballos fundado en 1348 se ubicaba en ella.

La plaza tiene forma alargada y mide 750 metros de larga por 60 de ancha. Los edificios que la rodean son en su mayoría hotelesrestaurantes y tiendas de moda.

El edificio más famoso de la plaza es el Museo Nacional de Praga, edificio terminado en 1890.
Ahí nos compramos un zumo natural y fresquito y una botella de agua grande porque estaba haciendo un calor infernal. Estábamos a 38 grados y como veréis en las fotos, no se apreciaba ninguna nube de momento.



De ahí nos fuimos callejeando, ya que nuestra dirección era Stare Mesto. Stare Mesto es la ciudad vieja de Praga, es la parte más medieval y donde podemos encontrar muchos de los momentos y visitas.




Andando fuimos a parar a la plaza de la ciudad vieja donde se puede ver, Iglesia de Nuestra Señora de Týn, la Iglesia de San Nicolás y el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja.



Iglesia de Nuestra Señora de Týn
Construida en el siglo XIV sobre una antigua iglesia románica, la Iglesia de Nuestra Señora de Týn (Kostel Matky Boží před Týnem) es una impresionante iglesia de estilo gótico tardío que cuenta con dos de las afiladas torres que dominan los cielos de Praga.
Fundida entre las casas y estrechas callejuelas del centro de la ciudad, la Iglesia de Týn es el mayor símbolo del estilo gótico de Praga y un edificio con una importante historia. La iglesia cuenta con 52 metros de largo y 28 de ancho, aunque su parte más importante son las impresionantes torres que superan los 80 metros de altura.

Ayuntamiento de la Ciudad Vieja
El Ayuntamiento de la Ciudad Vieja es uno de los edificios de la Plaza de la Ciudad Vieja que más miradas atrae gracias a que en él se encuentra el impresionante Reloj Astronómico de Praga.
El edificio, utilizado como ayuntamiento hasta finales del siglo XVIII, destaca por su torre gótica de 60 metros de altura desde la que se puede contemplar el centro de la ciudad a vista de pájaro.









El Reloj Astronómico de Praga es el reloj medieval más famoso del mundo. Fue construido en 1490por el maestro relojero Hanus y perfeccionado por Jan Taborsky en el siglo XVI. La leyenda dice que para que Hanus no repitiera su obra, los concejales le dejaron ciego.
El reloj se encuentra situado en el edificio del ayuntamiento y se compone de tres partes.
De ahí nos fuimos al famoso Puente Carlos, que es el que comunica la Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana)
Con más de 500 metros de largo y 10 de ancho, el Puente de Carlos tuvo en su día 4 carriles destinados al paso de carruajes. Actualmente es peatonal.
El Puente de Carlos recibe su nombre de su creador, Carlos IV, que puso la primera piedra en 1357 para sustituir al Puente de Judit, que se destruyó por una inundación.





Este puente es muy animado y estaba lleno de turistas, en especial de asiáticos que literalmente invaden el país entero, están por todas partes. Aquí nos hicimos la foto con la estatua de San Juan Nepomuceno y pedimos nuestro deseo esperando a que se cumpliese. Ya de regreso al hotel visitamos la Torre de la Pólvora que es una ennegrecida torre gótica localizada en la entrada de la Ciudad Vieja que en la actualidad compone uno de los símbolos más representativos de la ciudad.





De ahí, estábamos tan cansados por no haber dormido prácticamente nada, que nos compramos unos bocatas de pollo en un supermercado y nps fuimos al hotel a cenar y a dormir que al día siguiente nos tocaba excursión fuera de Praga.

domingo, 9 de junio de 2013

Retrocediendo 20 siglos!!

Este diario lo voy a empezar diciéndoos que en principio este año nos íbamos a ir a Praga, lo que pasa es que un cambio del vuelo por parte de la compañía aérea nos hizo imposible cuadrar en viaje con nuestras vacaciones y tuvimos que cancelarlo. Pasado esto, yo me puse a maquinar buscando otro destino porque no quería quedarme sin vacaciones y buscando, buscando y buscando di con una oferta para ir a Roma por 50 euros los dos, así que llamé a mi novio y le dije la noticia, aceptó y cuando me puse a reservarlos, la sesión había caducado, y ahora costaba un poquito más, pero como ya nos habíamos hecho las ilusiones (si, si, nos las hacemos de forma muy rápida) no podíamos decir que no y los compramos.

Total, al final con los billetes de Roma comprados, ahora que podía hacer?? Pues lo que hago siempre desde hace un tiempo, meterme en el “superforo”, webs, etc  y empezar a investigar.

Lo primero fue buscar el alojamiento…….tarea difícil, porque como os he dicho antes, nuestro presupuesto para Roma era bastante limitado. Deje de lado la opción de mirar apartamento porque en una ocasión que estuvimos a punto de viajar a Roma los precios que encontré eran muy altos, así que esta vez empecé por mirar hoteles (eran muy caros, antiguos y mal situados, vamos que no tenían nada bueno), seguí mirando B&B (igual que los hoteles), continúe mirando hostels, albergues, etc. y nada interesante, pero cuando más desanimada estaba por encontrar el alojamiento ideal, se me ocurrió la idea de mirar en Homelidays y lo encontré!!!! Un apartamento en una zona alejada de Roma, pero que tenía un tranvía en la puerta que te dejaba en Termini y desde allí podíamos hacer base para explorar la ansiada ciudad eterna.

Con los vuelos pillados y el apartamento reservado (precio anticipo del 30% del coste total) solo me quedaba mirar el itinerario que queríamos hacer. Llegamos un viernes por la mañana, así que disponíamos de casi todo el viernes y el sábado, domingo y lunes enteros, pues el martes teníamos el avión para regresar a Valencia a las 10 de la mañana, aunque yo estuviera equivocada todo el viaje y creyera que nuestro avión salía a las 6:45. Con el tiempo del que disponíamos teníamos que tener un itinerario muy bien estructurado si queríamos ver lo máximo de la ciudad eterna, así que con la ayuda de internet diseñe el itinerario para nuestro viaje.

Ahora solo quedaba que llegará septiembre para poner rumbo a la capital de Italia.

Llegó el ansiado día y cogimos nuestros bártulos con destino al aeropuerto de Manises y de ahí nuestro vuelo directo a la ciudad eterna. Ya en el avión nos sentamos en la parte perfecta porque fue todo un espectáculo sobrevolar Roma viendo todos los monumentos que estas cansado de ver en los libros de historia del arte y que por fin lo estaba pudiendo ver con mis propios ojos y eso que aún no habíamos ido a visitarlos todavía. ¡Madra miaaaa, que ilusión!! (Ilusión parecida a la que tendré cuando viaje por primera vez a NYC).

Llegamos al aeropuerto de Ciampino, compramos nuestra Roma Pass y de ahí nos fuimos con nuestras maletitas a coger el bus con destino a la capital. Una vez allí, el bus nos dejó en un lateral Termini y allí pude empezar a apreciar todo el barullo de tráfico que tiene Roma. He de decir que esta zona había leído que era algo insegura. Nosotros pasamos todos los días a diferentes horas y nunca vimos nada fuera de lo normal que se pueda ver en cualquier ciudad grande.



De Termini cogimos el tranvía que nos llevaba a nuestro apartamento y de ahí nos comimos nuestro fiel bocata que siempre traemos de casa para el primer día y empezamos a ver la ciudad.

Nuestra primera parada era Santa Maria Maggiore. La basílica muestra estilos arquitectónicos muy variados, desde el paleocristiano hasta el barroco. El edificio completo fue restaurado y reformado durante el siglo XVIII, por lo que la fachada y una gran parte de la decoración interior procede de este periodo. A pesar de esto, la iglesia conserva el campanario, algunos mosaicos y suelos de mármol del periodo medieval y algunas columnas jónicas procedentes de otros edificios de la antigua Roma, además de los espléndidos mosaicos del siglo V.



La decoración del techo se conserva desde el periodo del Renacimiento, mientras que las cúpulas y las capillas pertenecen a la época Barroca. Probablemente lo más llamativo de la Basílica de Santa María la Mayor sean las diferentes partes que contiene pertenecientes a periodos tan variados de la historia. Al igual que si estuviera formada por retales, la iglesia resume las etapas más importantes que por las que pasó el arte cristiano en Roma.



Entrada gratuita. Horario: todos los días de 7:00 a 19:00

El problema vino que cuando llegamos ese día no sé porque motivo estaba cerrada y sólo pudimos ver la por fuera, así que nos dirigimos a nuestra siguiente parada, San Pietro in Vincoli. Esta gielsia me gustó mucho y por eso le doy el bronce de las iglesias de Roma que más me gustaron aunque es muy sencilla, pero es importante visitarla porque en ella se guardan las cadenas de San Pedro. La Basílica de San Pietro in Vincoli es recomendable no sólo porque su decoración, bastante diferente a la de la mayoría de los templos romanos, sino también para contemplar la impresionante escultura del Moisés de Miguel Ángel.



Horario de visita: Todos los días de 8:00 a 12:30 y de 15:30 a 18:00 horas.  Precio: Entrada gratuita.



Cuando salimos de la iglesia nos pusimos s buscar como locos un sitio donde vendieran agua porque no he pasado tanto calor en mi vida. Y menos mal que era septiembre, no quiero pensar como será en agosto. Ufff!!! Deshidratación pura!!! La Basílica de San Pietro in Vincoli es recomendable no sólo porque su decoración, bastante diferente a la de la mayoría de los templos romanos, sino también para contemplar la impresionante escultura del Moisés de Miguel Ángel.

Con nuestra botellita de agua, nos fuimos andando en dirección al monumento al que yo y mi costi ansiábamos tanto ver, el COLISEO!! Y andamos en dirección recta por un avenida sin pensar que de repente, zas!! Los edificios se habían acabado y lo teníamos ahí en frente nuestra. Nos quedamos parados como pasmarotes sin pararlo de mirar y pensando en las cosas y las historias que tiempo atrás habían ocurrido allí dentro, no paramos de hacernos mil fotos con el de fondo, con él al lado, en fin, estábamos encantados!! Y nos fuimos directos para dentro para empezar a amortizar nuestra Roma Pass.



La construcción del Coliseo comenzó en el año 72 bajo el régimen de Vespasiano y terminó en el año 80 durante el mandato del emperador Tito. Tras la finalización de la construcción el Coliseo se convirtió en el mayor anfiteatro romano, con unas dimensiones de 188 metros de longitud, 156 metros de anchura y 57 metros de altura.





Para evitar eternas colas que os hagan perder varias horas, es recomendable llegar a primera hora o bien comprar la entrada en el Palatino, ya que suele haber menos gente y la entrada es combinada.

Otra forma de evadirse de la espera es comprando la Roma Pass, una tarjeta de descuentos que ofrece entrada gratuita y sin colas para el Coliseo.

Horario de visita: Todos los días desde las 8:30 hasta una hora antes de la puesta de sol.


Estaba lleno de gente y des de ahí hicimos fotos del Arco de Constantino y del Foro Romano. Cuando salimos seguía haciendo calor, bueno, creo que en ese momento aún hacía más calor y me entraron ganas de enchufarme a una manguera que me refrescara un poco, pero me conforme con más y más y más botellas de agua. Chicos!! Estaba gastando mi presupuesto de viaje en botellas de agua frequita….bueno, ahí creo que he exagerado un poco, pero sólo un poco, jajaja!!



Del Coliseo nos fuimos al Palatino, que está ubicado a 40 metros de altura sobre el Foro Romano, el Monte Palatino es la más céntrica de las siete colinas de Roma y compone una de las partes más antiguas de la ciudad. El Monte Palatino está considerado la cuna de la capital italiana y se cree que estuvo habitado desde el año 1000 a.C.

En el Palatino se pueden ver infinidad de restos de las imponentes edificaciones que fueron creadas para la alta sociedad romana en la Antigüedad. Aunque el conjunto es impresionante, estos son algunos de los puntos que merecen especial atención:

  • Domus Flavia: El espléndido palacio Domus Flavia fue construido en el año 81 a.C. por encargo del emperador Domiciano para ser utilizado como residencia oficial y pública. En la actualidad aún se pueden ver algunas partes de la extensa construcción.
  • Casa de Livia: Esta casa de aspecto modesto construida en el siglo I a.C., es uno de los edificios mejor conservados del Palatino. Aún es posible vislumbrar los restos de los mosaicos y frescos que un día dieron alegría a los techos y paredes.
  • Casa de Augusto: Construida como la residencia particular de Octavio Augusto, la casa construida en dos niveles aún conserva gran parte de los preciados y coloridos frescos que decoraban sus paredes.
  • Jardines Farnesianos: Proyectados a mediados del siglo XVI sobre las ruinas del Palacio de Tiberio, los Jardines Farnese fueron uno de los primeros jardines botánicos que se crearon en Europa.
  • Hipódromo de Domiciano: Dotado de la apariencia de un circo romano, no se sabe a ciencia cierta si el estadio fue creado para la realización de carreras a pie, o bien para ser utilizado simplemente como jardín.
  • Museo Palatino: En este pequeño museo se exponen los diferentes hallazgos realizados durante las excavaciones llevadas a cabo en el Palatino. Contiene esculturas, frescos, mosaicos y otros objetos pertenecientes a la época de esplendor del Palatino.









Desde el Palatino se pueden lograr las mejores vistas del Foro Romano desde las alturas y es verdad. Tiene un mirador desde el que ves varios puntos de Roma y ves la Cúpula de San Pedro desde lejos.



Como en el Palatino tardamos bastante tiempo paseando por sus árboles el calor intenso remitió un poco y se hizo más agradable la visita al Foro Romano. La verdad es que viendo el Foro Romano te imaginas como era la vida siglos atrás y me imaginaba a los emperadores caminando por la Via Sacra.







Del Foro Romano nos fuimos caminando hasta la Piazza Venezia que es donde está en Monumento a Vittorio Enmanuelle II, que es un edificio de dimensiones gigantestas donde se encuentra la tumba del soldado desconocido. Y de ahí que está muy cerquita nos fuimos a la Piazza dei Campigdolio donde están los Museos Capitolinos (que no visitamos porque no nos apetecía mucho estar de museo en museo) y la escalinata de Santa Maria in Aracoeli a la que no pudimos entrar porque ya estaba cerrada.







La escalera Aracoeli fue construida en 1348 para celebrar el fin de la epidemia de peste. Se trata de una escalera de mármol formada por 124 empinados escalones que finalizan en la entrada de la Iglesia de Santa María en Aracoeli.



Se tiene la creencia de que todo aquél que ascienda de rodillas por las escaleras será premiado en el sorteo de la lotería nacional.

De ahí, he de decir que estábamos bastante cansados, estaba anocheciendo y decidimos ir caminando de nuevo hasta Termini para coger el tranvía de regreso al apartemento. Cenamos en un restaurante que estaba en frente del apartamento y nos fuimos a dormir con los pies reventadillos.