Este día nos levantamos temprano para empezar el día yendo a Staten Island. Desayunamos en el hotel como el resto de los días que nos quedaban con un desayuno bastante aceptable pero todos los días el mismo, y nos fuimos directos a nuestra parada de metro de Queensboro Plaza y ahí cogimos la línea amarilla R hasta South Ferry.
South Feery es la parada que conecta con el trasbordador que te lleva a Staten Island y comunica South Ferry en Manhattan con St. George Ferry Terminal en Staten Island, lugar desde el que se pueden tomar autobuses a los diferentes puntos de interés de la isla. El trayecto en ferry dura 25 minutos.
El ferry de Staten Island es gratuito y te permite ver la estatua de la Libertad desde lejos, pero creo que es suficiente. La otra opción era coger una excursión por 25 dólares por persona que te dejaba bajarte en la misma estatua y poder visitarla, pero a nosotros no nos compensaba.
El ferry se coge en las inmediaciones del metro de Whitehall Street. Allí, justo enfrente del metro está la estación de ferries a Staten island (válidos metro a Whitehall street o a South Ferry). Deberemos ponernos al entrar a la ida a la derecha del ferry si queremos tener un buen sitio para hacer fotografías de la estatua de la libertad y Manhattan. Hacía un poco de frío ese dia y estaba bastante nublado pero nosotros subimos a la cubierta de arriba para poder hacer fotos desde el ferry. Vale la pena pasar un poco de frío.
El viaje desde Nueva York comienza ofreciéndonos unas bonitas vistas del puente de Brooklyn y del distrito financiero de Manhattan. Al poco tiempo, pasamos por Ellis island dejando atrás New Jersey, para sin remisión pasar justo por delante de la Estatua de la Libertad. Al cabo de unos 15 minutos de viaje, llegaremos a Staten Island dejando a la izquierda el impresionante puente de Verrazano.
Al llegar a Staten Island si te das prisa, te da tiempo a subirte al ferry que sale inmediatamente después y no tener que estar ahí esperando en la estación.
Nosotros volvimos de inmediato y en un ratito, estábamos de nuevo en Manhattan para seguir explorando la ciudad.
Al salir de la terminal de ferrys, nos fuimos hasta Battery Park para ver la esfera intacta de las torres gemelas. En ese momento yo estaba como en una nube al pensar que por fin estaba paseando por Nueva York, estaba cumpliendo mi sueño y estaba disfrutando como una enana.
Desde ahí nos fuimos hacia Bowling Street para ver el famoso toro de Wall Street. El famoso toro es mucho más pequeño de lo que parece en las películas y es casi imposible hacerse una foto donde no aparezca algún asiático o cualquier persona tocándolo. Yo decidí hacerme foto también tocándole las “bowlings” a parte de la típica en la parte delantera. Eso es el principio de la calle Brodway, calle que te acompaña durante toda tu visita en nueva York y que te ayuda a situarte.
De ahí fuimos directos al cruce de Brodway con Wall Street dispuestos a empaparnos un poco del ambiente financiero. La verdad es que mola mucho ver a los ejecutivos y brokers corriendo a por su comida o almuerzo o hablando de negocios en cualquier esquina.
Antes de nada entramos en Trinity Church que es una iglesia de confesión episcopal situada en la intersección de Wall Street con Broadway al sur de Manhattan, en Nueva York. La actual Trinity Church es obra del arquitecto americano Richard Upjohn, que la concibió en estilo neogótico. Forma parte de los National Historic Landmark,4 por su arquitectura, pero también a consecuencia de su papel en la historia de la ciudad. En el momento de la consagración de la iglesia el 1 de mayo de 1846 (el día de la Ascensión), su punta de inspiración neogótica, superada por una cruz dorada dominaba el skyline del sur de Manhattan. Trinity Church era entonces un faro de bienvenida para los barcos que llegaban a puerto.
La entrada a Trinity Church es gratuita y merece mucho la pena porque por dentro es muy bonita.
Nosotros cuando entramos, estaban haciendo misa dentro, así que optamos por salir enseguida. Justo en frente está la calle donde encuentras el New York Stock Exchange, más conocido como, la bolsa. Es una edificio construido a principios del siglo XX aunque de aspecto clásico, y el Federal Hall, construido a finales del siglo XVIII en estilo neogótico.
Hasta los atentados del 11S era posible acceder a La Bolsa y observar el ambiente desde una sala superior, a partir de ese momento, hay que conformarse con ver el edificio desde el exterior.
Decidimos ir avanzando por el distrito financiero a través de Brodway Street y como ya eran 12 :30 (siii, suena raro pero cuando salimos de España nos adaptamos a los horarios de fuera y nos entra hambre enseguida). Vimos un sitio que era como una especie de supermercado gourmet que luego tenía una zona restaurante dónde toda la comida era organica y saludable y como nos apetecía más algo light porque estábamos un poco hartos de la comida basura, decidimos entrar.
Yo me pedí una sopa de pollo con vegetales y un sándwich de vegetales, pollo, salsa césar y pan ecológico y mi chico de pidió un plato de pasta y un wrap de alga nori. Todo eso con dos aguas para beber nos salió por 28 dólares y comimos la mar de agusto.
Después de comer nos fuimos hacia la zona cero. Nada más
llegar, impresiona ver el hueco que han dejado entre todos los rascacielos que
hay en la zona. Impacta mucho el memorial que han hecho donde se ven los
nombres de cada una de las víctimas, grabados en las fuentes infinitas que
ocupan la misma superficie que cada una de las torres gemelas.
Ese día caía en martes y por eso decidimos visitar esta zona
de la ciudad en martes. Los martes la entrada al museo es gratuita, los demás días
tienes que pagar 24 dólares por persona.
Para entrar gratis los martes tienes que entrar antes de las
5 de la tarde, así que os podéis imaginar la cola que había. Estuvimos mucho
rato esperando en la cola y al final pudimos entrar. Dimos un donativo en la
entrada de 5 dólares por los dos y entramos.
El museo es interesante pero yo no recomiendo pagar la
entrada a precio normal. Sólo recomiendo ir si se va en martes. Además, yo salí
de ahí dentro malísima. Es muy triste y en ocasiones con diferentes salas que
hay montadas, lo vi hasta morboso y fuera de lugar.
Ah!! Justo al salir ves la horrenda estación que ha hecho
Don Santiago Calatrava y que como la mayoría de sus construcciones está también
hecha una ruina, que raro!
Decidimos que era el mejor momento para un kit kat y nos fuimos
a Century 21º. Son unos grandes almacenes tipo Corte Inglés pero con súper
marcas. Yo flipé con la planta de zapatos, me volvía loca!!! Compramos algunas
cosillas y tres horas más tarde, seguíamos con nuestro camino, jajajaja.
Ahí seguimos callejeando por el distrito financiero, vimos
el City Hall desde fuera y nos fuimos a hacer un recorrido por Tribeca donde
pudimos ver el lugar de trabajo de los Ghostbusters y muchos edificios chulos
de esa zona de la ciudad, aunque he de decir que no fue la zona que más me
gustó de la ciudad.
Nos paramos a comprar un zumo de frutas naturales y un
batido para llevar en uno de esos sitios de comida sana que tanto se llevan en
Nueva York y como ya era de noche cogimos el metro para ir hacia Times Square.
Times Square es una americanada total, lleno de neones y de
gente haciendo fotos pero a mí, como el resto de cosas que estaba viendo en
todo este viaje, me encantó.
Subimos a las escaleras de Times Square y estuvimos un rato
ahí sentados viendo a la gente, el ambiente, haciendo fotos, hablando de cómo
había sido el día y de lo genial que estaba siendo este viaje.
Después de verlo todo y hacernos fotos con la policía paramos
en un super a comprar fruta para cenar. Estábamos un poco agobiados de comida
grasienta y queríamos algo suave para cenar. La fruta estaba muy sosa sin sabor
a nada pero a mí me supo a gloria después de tantas hamburguesas y cosas de
esas.
Nos sentamos en Times a comérnosla y de ahí ya nos fuimos al
hotel a dormir.