miércoles, 28 de mayo de 2014

Josefov y fín del viaje

Hoy era nuestro último día en Praga. Nuestro vuelo salía a las 6 de la tarde con destino a Barcelona, así que decidimos dedicar la mañana a ver las cosas que nos faltaron por ver el día de la famosa lluvia y ver el barrio judío de Praga. 


Nada más salir del hotel, nos fuimos directos a ver la Casa Danzante que está en Rašínovo nábřeží 1981/80, 120 00 Praha 2-Nové Město.



Nada más ver la casa danzante nos fuimos directos a Josefov, que es el barrio judío de Praga.

Cogimos el metro y paramos en Staroměstská. En el barrio judío se pueden visitar las seis sinagogas:
  • Sinagoga Pinkas:Fundada en 1470. La sinagoga Pinkas es una de las más famosas de Praga. En sus paredes están inscritos los nombres de los 77.297 judíos checoslovacos asesinados por los nazis. En la sinagoga Pinkas también encontraréis una amplia colección de dibujos hechos por niños que estuvieron en el Terezín.
  • Sinagoga Maisel: Construida a finales del siglo XVI la sinagoga fue víctima del incendio de 1689, en ese momento fue reconstruida en estilo barroco y a finales del siglo XIX ha sido remodelada en estilo neogótico. Desde 1960 contiene una gran colección de objetos judíos: libros, objetos decorativos, telas, plata, etcétera.

  • Antiguo cementerio judío: Una de las imágenes más impactantes de Praga.
  • Sinagoga Española: Construida en 1868 adquiere el nombre debido a su decoración morisca, de gran similitud a La Alhambra de Granada. En su interior podemos ver una exposición sobre la vida de los judíos en las últimas décadas.
  • Sinagoga Klausen: Construida en 1694, alberga en su interior una gran colección de textos hebréos y, al igual que la sinagoga Pinkas, dibujos de Terezín.
· La entrada a las sinagogas vale 300 CZK y vale mucho la pena pagarlas. Tardas como unas 2 horas y media en hacer el recorrido para verlas todas y con el mismo ticket, puedes entrar al Cementerio Judío.

El Antiguo Cementerio Judío de Praga es un lugar sobrecogedor que tiene su propia historia. Fue durante más de 300 años fue el único lugar donde estaba permitido enterrar a los judíos en Praga.
El cementerio judío se creó en 1439 (así data laprimera lápida de Avigdor Karo) y, aunque fue creciendo a lo largo de los años, no se extendió todo lo debido y actualmente se puede apreciar todo su carácter intácto.
Debido a la falta de espacio los cuerpos se enterraban unos encima de otros (llegando a más de 10 apilados). A día de hoy se pueden ver más de 12.000 lápidas y se estima que puede haber enterradas unas 100.000 personas.













Cuando acabamos de ver la sinagogas, ya era la hora de comer, así que aprovechando que nos íbamos hacia Mala Strana para ver la Isla de Kampa y el muro de John Lennon, paramos en un sitio de comida take away y nos compramos agua y dos perritos calientes que salchichas típicas checas que estaban buenísimos y nos costaron super baratos.


Nos sentamos a comer en la misma acera de la calle y enseguida vino un hombre a preguntarnos si eramos italianos y a convencernos de que lo que habíamos comprado estaba muy malo y que era mucho mejor, sentarse a comer en un restaurante. Le dijimos que si a todo y como el tío era tan pesado, le dijimos que iríamos a cenar esa noche y con esa excusa dejó da darnos la tabarra.

Acabamos de comer y nos fuimos directos a ver el Muro de John Lennon (aclaro que soy muy fan de los Beatles). El muro significó la protesta pacifica contra el régimen comunista y en él se escriben frases que fueron borradas a la misma velocidad que aparecen nuevamente ya que está lleno de grafitis y mientras estábamos allí, estaba una chica haciendo uno nuevo.





Después de haber visto el muro, nos fuimos hacia la Isla de Kampa. La Isla Kampa es el parque más animado de Praga. Está bañada por el río Moldava y por el riachuelo Certovka, un brazo del Moldava cuya traducción podría ser "río del Diablo". La leyenda dice que el nombre del río proviene de una malhumorada lavandera que blanqueaba la ropa en este río.



Cuando acabamos de pasear por esta zona, nos fuimos ya directos al hotel a coger las maletas sin saber lo que nos esperaba en el camino de vuelta.

Resulta que por no sé que motivo, el avión salió como unas 3 horas más tarde de lo previsto, con la mala suerte de que cuando salíamos había una tormenta que flipas y tuvimos que esperar una hora más a que no dejaran despegar.

Cual fue mi sorpresa (tengo pánico a volar) que en medio de toda la tormenta y sin decirnos nada, despegó de repente. Nunca se me había hecho tan largo un vuelo, el vión crujía y nadie decía ni mú.

Después del tiempo recomendable, llegamos por fin a Barcelona y una vez en casa, dimos por finalizado este maravilloso viaje que tanto nos gustó.

Yo como siempre, ya estaba pensando cual podía ser el próximo.



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