Antes de que se me vayan olvidando los detalles, me decido a
ir escribiendo el diario de este viaje.
Antes de nada, he de decir que de normal llevo los viajes
planificados al detalle y de forma milimétrica pero este ultimo al haber sido después
de un mes de julio frenético de trabajo, no pude hacerlo así, aunque no por
ello ha sido un desastre. Nos ha salido todo a la perfección!!
Nuestro vuelo salía desde Barcelona, así que como nosotros
somos de Valencia nada más comprar los vuelos me puse a mirar trenes y demás
por internet. El problema venía porque nuestro vuelo salía de Barcelona a las 7
de la mañana y llegaba a Barcelona a las 11 de la noche, entonces los trenes de
Renfe no nos acoplaban en los horarios y decidí que teníamos que ir en coche
hasta El Prat.
Gracias a los “amables” peajes que se pagan en el trayecto
de Valencia-Barcelona, me metí en una web para compartir coche, dispuesta a
ahorrar lo máximo posible y encontré una pareja dispuesta a compartir este
trayecto con nosotros. Daba la causalidad que uno de ellos era checo, así que
nos estuvo recomendando sitios para disfrutar en Praga. Llegamos a El Prat de Llobregat
y dejamos el coche aparcado en la calle. Cogimos el Nitbus o N17 que es un
autobús que por 2 euros te deja en la terminal 1 del aeropuerto del Prat y nos
llevo directamente en pocos minutos. Ahí
estábamos nosotros (aclaración!! Mi pareja y yo) esperando a que nuestro vuelo
saliera con destino a Praga. El vuelo salío puntual y a las 10:30 estábamos ya
en el aeropuerto de Václav Havel de Praga. Una vez en el aeropuerto
de Praga, cambiamos unas pocas monedas para poder coger los billetes, y aquí
llego nuestra odisea con la máquina de billetes y cuando empecé a comprender
que los checos no son muy prácticos y hay cosas que en otros países son
entendibles y en Chequia no son lógicas. Después de comprar nuestros billetes,
cogimos el bus número 100 con destino a Zlicín y desde ahí enlazamos la línea B
del metro hasta Florenc, que era nuestra parada.
Nuestro hotel estaba
en el distrito 3 de Praga, pero para llegar al hotel desde la estación nos
costó la vida. El GPS no funcionaba y el mapa que compramos ni ellos lo
entendían. Cada uno nos mandaba hacia una dirección que siempre era incorrecta
y claro, hasta que nosotros nos situamos gracias a un chico que amablemente nos
informó de la dirección correcta, no veas el tiempo que perdimos. Total, viendo
que no habíamos desayunado y que era ya casi la 1 del mediodía, decidimos comer
de McDonals para atajar y para aprovechar el wifi y avisar a la familia de que estábamos
bien.
Después de comer,
pusimos rumbo al hotel a dejar las maletas y ya desde ahí, nos fuimos a visitar
la ciudad.
Nuestra primera parada en la ciudad era la plaza Wenceslao
que era lo que más cerca teníamos, así que hacía allí nos fuimos.
La Plaza de
Wenceslao ha presenciado muchos de los acontecimientos de la historia reciente de Praga y de la
República Checa en general. Antiguamente el mercado de caballos fundado en 1348
se ubicaba en ella.
La plaza tiene forma alargada y mide 750 metros de larga por 60 de ancha.
Los edificios que la rodean son en su mayoría hoteles, restaurantes y tiendas de moda.
El edificio más famoso de la plaza es el Museo Nacional de Praga,
edificio terminado en 1890.
Ahí nos compramos un zumo natural y fresquito y una botella
de agua grande porque estaba haciendo un calor infernal. Estábamos a 38 grados
y como veréis en las fotos, no se apreciaba ninguna nube de momento.
De ahí nos fuimos callejeando, ya que nuestra dirección era
Stare Mesto. Stare Mesto es la ciudad vieja de Praga, es la parte más medieval
y donde podemos encontrar muchos de los momentos y visitas.
Andando fuimos a parar a la plaza de la ciudad vieja donde
se puede ver, Iglesia de Nuestra Señora
de Týn, la Iglesia de San
Nicolás y el Ayuntamiento
de la Ciudad Vieja.
Iglesia de Nuestra Señora de Týn
Construida en el siglo XIV sobre una antigua iglesia
románica, la Iglesia de Nuestra Señora de Týn (Kostel Matky Boží před Týnem) es
una impresionante iglesia de
estilo gótico tardío que cuenta con dos de las afiladas torres que
dominan los cielos de Praga.
Fundida entre las casas y estrechas callejuelas del centro
de la ciudad, la Iglesia de Týn es el
mayor símbolo del estilo gótico de Praga y un edificio con una
importante historia. La iglesia cuenta con 52 metros de largo y 28 de ancho,
aunque su parte más importante son las impresionantes torres que superan los 80 metros de altura.
Ayuntamiento de la Ciudad Vieja
El Ayuntamiento de la Ciudad Vieja es uno de los edificios de la Plaza de la Ciudad
Vieja que más miradas atrae gracias a que en él se encuentra el
impresionante Reloj
Astronómico de Praga.
El edificio, utilizado como ayuntamiento hasta finales del
siglo XVIII, destaca por su torre
gótica de 60 metros de altura desde la que se puede contemplar el
centro de la ciudad a vista de pájaro.
El Reloj Astronómico
de Praga es el reloj medieval más famoso del mundo. Fue construido
en 1490por el maestro
relojero Hanus y perfeccionado por Jan Taborsky en el siglo XVI. La leyenda
dice que para que Hanus no repitiera su obra, los concejales le dejaron ciego.
El reloj se encuentra situado en el edificio del ayuntamiento y se compone de tres
partes.
De ahí nos fuimos al famoso Puente Carlos, que es el que
comunica la Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana)
Con más de 500
metros de largo y 10 de ancho, el Puente de Carlos tuvo en su día 4 carriles
destinados al paso de carruajes. Actualmente es peatonal.
El Puente de Carlos
recibe su nombre de su creador, Carlos IV, que puso la primera piedra en
1357 para sustituir al Puente de Judit, que se destruyó por una
inundación.
Este puente es muy
animado y estaba lleno de turistas, en especial de asiáticos que literalmente
invaden el país entero, están por todas partes. Aquí nos hicimos la foto con la
estatua de San Juan Nepomuceno y pedimos nuestro deseo esperando a que se
cumpliese. Ya de regreso al hotel visitamos la Torre de la Pólvora que es una ennegrecida
torre gótica localizada en la entrada de la Ciudad Vieja que en la
actualidad compone uno de los símbolos más representativos de la ciudad.
De ahí, estábamos tan
cansados por no haber dormido prácticamente nada, que nos compramos unos
bocatas de pollo en un supermercado y nps fuimos al hotel a cenar y a dormir
que al día siguiente nos tocaba excursión fuera de Praga.
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